Novedades de la esperada tercera edición del «Diccionario del habla de los argentinos»

      Entre los últimos meses del corriente año y principios de 2019 la Academia Argentina de Letras finalmente publicará la tercera edición del Diccionario del habla de los argentinos (DiHA), tras las dos primeras publicadas en 2003 y 2008. Tal como fue divulgado por la agencia Télam y el diario Clarín a principios de mayo, con repercusión en varios medios, serán unas 1500 palabras las que se incorporarán, siendo unas 460 las que quedaron en desuso, poco usadas u obsolescentes.

      El nuevo DiHA mostrará que hay palabras y frases que caen en desuso en el país, que hay otras que se siguen usando pero resignificadas —como lo es el caso de “tirar la cadena” en el baño en lugar de “apretar el botón”— y que hay nuevas que se añadirán como pilotearla, romperla, manotear, zarpado, pelopincho, choricera, cartonear, tuca, re y manija, o expresiones como mandar fruta.

      De los vocablos que surgen como parte de los cambios tecnológicos y del léxico que usan las nuevas generaciones sólo se incorporará mouse: otros términos como postear, bloguero, googlear, cliquear o tuitear no estarán en el Diccionario porque se incorporan al español general, y por ende no representan un uso específico en nuestro país. Diferente es la situación de mouse, porque en España lo llaman ratón.

      “Las modificaciones en el lenguaje son muy lentas, por eso los nuevos términos que se van incorporando son pocos”, aseguró en diálogo con Télam Santiago Kalinowski, director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas (DILyF) de la Academia Argentina de Letras. El proceso es lento porque “si no la lengua pierde la capacidad de los hablantes de entenderse, pero hay una percepción de que los cambios son más rápidos por el salto tecnológico que generó la aparición de nuevas palabras”, explicó el lingüista.

      Precisó que “son sólo unas 100 o 150 las palabras (vinculadas al mundo digital o tecnológico) que se comenzaron a usar en los últimos años, lo que sucede es que se usan bastante y entonces parece que son muchas, pero es una cifra muy marginal en relación a la cantidad que maneja un hablante para comunicarse y que tiene en su léxico pasivo”. Kalinowski destacó que son los jóvenes en general “los que introducen nuevos términos”, pero su lenguaje “siempre recibió una evaluación negativa, el mismo estigma, a partir de ser considerado como una degradación de la lengua, por parte de ese otro registro, que es más culto y más cuidado”.

      Lexicalización: la resignifación de algunas palabras o frases

      Entre los desusos y nuevos usos, está el fenómeno de la “lexicalización”, que es cuando una expresión se olvida de su origen como “tirar la cadena” y pasa a expresar otra cosa “porque los hablantes se desentienden del origen etimológico de la expresión”, dijo el investigador.

      Otros casos son las frases “trabajé como un negro” o “mostrar la hilacha”. En el caso de la segunda, “en su origen es una expresión antisemita porque viene de cuando alguien dejaba ver que era judío porque se le veía lo que usaba debajo de la ropa; eso se lexicalizó, pero nadie puede acusar de antisemita a quien usa esa expresión porque ningún hablante tiene conciencia de su origen”, señaló Kalinowski.

Las palabras en desuso: unas 460, como gilastro o figureti

      En tanto, las palabras de uso poco frecuente en la actualidad que “se registran en nuestro diccionario son unas 460, que tienen alguna marca diacrónica, como desusado, poco usado y obsolescente; todos son grados del mismo fenómeno”. Muchos términos se van perdiendo, “en algunos casos no se sabe por qué, en otros porque desaparece la realidad que les dio origen, o bien se siguen usando a pesar de la desaparición de esa realidad”. La tecnología, por ejemplo, arrasó con las rotativas, el fax, la máquina de escribir, el teléfono público y los locutorios, que, de todas maneras, no son palabras de la variedad idiomática que se habla en la Argentina (nunca estuvieron registradas en el DiHA) sino de la lengua española general.

      Las palabras poco usadas son alrededor de “260 en nuestro diccionario”, como curdela, figureti, gilastro, estanciera y asalto como fiesta informal, precisó Kalinowski, tras añadir que las de marca desusado, como perramus, runfla, crumiro —que viene del italiano y designaba al trabajador rompe huelgas— o biógrafo como sala de cine, son unas 180 […].

      El Diccionario del habla de los argentinos es un diccionario contrastivo o diferencial con respecto al español general o de uso en España, porque reúne el léxico que se usa de manera exclusiva o preponderante en el territorio de la República Argentina. En el diccionario de la Academia Argentina de Letras se podrán encontrar tanto las palabras tradicionales del lenguaje oral y escrito de los argentinos como aquellos términos cuyo carácter de argentinismo suele pasar inadvertido a causa de la familiaridad de su empleo. Se documentan las variadas formas del habla de todas las regiones de la Argentina, así como sus distintos niveles de uso.

      Los nuevos lemas que ya son parte de la tercera edición son 1174, pero se podrían agregar unos 400 más que aún no están aprobados por la Comisión del Habla de los Argentinos, integrada por académicos de número de la AAL.

       Entre los últimos meses de 2016 y los primeros de 2017 la tercera edición del  Diccionario del habla de los argentinos ya había sido noticia en varios medios, que difundieron nuevos vocablos y otras novedades y hasta mantuvieron entrevistas con el presidente de la AAL José Luis Moure y con el director del DILyF y los lexicógrafos encargados de la elaboración de la obra. En la siguiente nota sobre el diálogo que en marzo del año pasado el Dr. Kalinowski mantuvo con periodistas en el noticiero matutino de Telefé, puede acceder a todas los artículos sobre el diccionario en medios como Clarín, Página 12, Télam, Infobae, Radio Continental, TN, La Gaceta de Tucumán, El Día y Paka Paka: Boletín Informativo Digital de la AAL N.º 77, correspondiente a marzo de 2017 (página 6).