La Academia Argentina de Letras realizó la recepción pública del señor académico de número Pablo De Santis, en la sede de la corporación, el jueves 22 de junio, a las 18.30. El licenciado en Letras, escritor y periodista fue elegido en la sesión del 25 de agosto de 2016 para ocupar el sillón Martín Coronado, en el que lo precedieron Enrique García Velloso, José León Pagano, Alfredo de la Guardia, Juan Carlos Ghiano y José Edmundo Clemente. Además, en 2008, había sido reconocido con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras, por su libro El enigma de París.
Los oradores del evento fueron José Luis Moure, presidente de la Academia, quien pronunció las palabras de apertura; el académico Antonio Requeni, que dio el discurso de bienvenida, y el recipiendario, que expuso acerca de «Libros imaginarios: una biblioteca interrumpida». Los discursos completos se difundirán en el Boletín de la Academia Argentina de Letras —publicación impresa periódica y órgano oficial de la Academia—, en el número correspondiente al período enero-junio de 2017.
El acto contó con la presencia de personalidades de la cultura, como Juan Sasturain, Guillermo Martínez, Marcelo Birmajer, Oche Califa, Hugo Beccacece y Graciela Melgarejo.
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El presidente de la AAL José Luis Moure abrió el encuentro resaltando la unanimidad con la que se votó la elección de Pablo De Santis, en agosto del año pasado. Manifestó, asimismo, el orgullo que reviste para la Academia contar con un escritor con «juventud, calidad literaria y versatilidad creadora». Esto último se ve reflejado en su variada producción, formada tanto por novelas como por historietas y libros para el lector adolescente, un «público difícil de abordar».
En la misma línea, el académico Antonio Requeni describió a De Santis como un «escritor plural»: guionista de historietas y de series de televisión, novelista «sutil, transparente y ameno» y autor de literatura juvenil. «Sin estridencias, se convirtió en uno de los narradores más importantes del país», expresó Requeni, quien recordó que el propio De Santis concibe su escritura como una continuación del juego de su infancia y afirmó que «hay mucho de lúdico en sus escritos», aunque ese juego, hoy, es «sin ingenuidad y con sabiduría». Lo comparó con Julio Verne, Agatha Christie y Ray Bradbury, en el sentido de ser un «narrador puro” que, entre otras características de su estilo, «imprime naturalidad en los diálogos».
A su turno, luego de agradecer a la Academia y a todos los presentes por «este honor y esta alegría», De Santis describió una de las experiencias esenciales de todo escritor: la de los libros imaginados o libros fantasmas que nunca se terminaron de escribir, bien porque fueron abandonados en el título, bien porque los interrumpió la muerte.
Así, en su disertación, hizo un viaje por las originales experiencias de reconocidos escritores y sus libros incompletos: «Cada escritor tiene un libro imposible, que lo persigue permanentemente», un libro prometido que no se puede cumplir. En su recorrido por la literatura argentina, contó historias de Jorge Luis Borges, de Adolfo Bioy Casares y de Horacio Quiroga, además de referirse a la obra que Leopoldo Lugones dejó inconclusa sobre Roca y Ricardo Piglia sobre Tolstoi, y a la novela inacabada de Rodolfo Walsh. No obstante, también hizo alusión a los libros «efectivamente» publicados, sobre los que manifestó que «llevan en sí algo irrealizable porque siempre, en el plan original, había algo más vasto, y más rico y abundante».
El evento concluyó con la entrega del diploma y de la medalla de manos del presidente José Luis Moure.