Dialecto, lengua y la clasificación de las especies de seres vivos:

fragmento de Panorama de nuestra lengua¹

      Las lenguas existen naturalmente en la variación. Esto se aplica a todas las lenguas del mundo en todo tiempo. Siempre que haya más de un hablante, habrá más de una manera de hablar una lengua. Estas diferencias pueden ser mayores o menores, como pueden ser mayores y menores las diferencias entre dos especies de plantas o animales que forman parte de la misma familia. Pero incluso entre miembros de una misma especie existen diferencias. Así como no hay dos individuos exactamente iguales, tampoco existen dos personas que hablen exactamente igual. Siempre que se dice o se escribe algo, se lo hace desde un lugar concreto dentro del haz de posibilidades que están disponibles en el marco de una lengua.

      
Del mismo modo que en botánica y zoología la única realidad observable son los ejemplares individuales, en lingüística lo único que tiene existencia real observable son las emisiones concretas de un hablante, en un momento y en un lugar. En el camino de estudio y observación, los botánicos y zoólogos van descubriendo rasgos comunes entre unos individuos que no son compartidos por otros. De este modo van proponiendo que los seres vivos se dividen en especies y que las especies que comparten determinados rasgos se reúnen en familias. Lo central de esta metáfora es que las especies y familias son categorías concebidas por los estudiosos de la vida para poder investigarla de modo más eficiente, pero no tienen una existencia independiente de los individuos. No se puede decir que la especie “existe” realmente en el mundo más que como un agrupamiento basado en rasgos compartidos² que alguien impone sobre los individuos concretos. Lo máximo que puede afirmarse es que su existencia es abstracta.

      
Lo mismo puede decirse de las lenguas y los dialectos. Los lingüistas comparan los enunciados concretos de los hablantes de una región con los de los hablantes en otra y van estableciendo las similitudes y rasgos comunes que les permiten agruparlos primero en dialectos y ubicarlos luego dentro de una lengua. Tanto el dialecto como la lengua, ya que reúnen determinados rasgos y excluyen otros, son propuestas provisorias que están en permanente proceso de revisión, actualización y enmienda.

      
Al igual que las especies y las familias de especies, su existencia en el mundo es abstracta. Si hacemos un recorrido por las regiones de la Argentina hacia el norte hasta llegar a la frontera con Paraguay o Bolivia, lo que vamos a percibir es una continuidad donde las diferencias van emergiendo de un modo muy gradual. Un rasgo presente en una variedad va a ir perdiendo vigor al tiempo que otro rasgo lo va a ir ganando.

      
Por ejemplo, está muy extendida en la Argentina la aspiración de la s agrupada (bosque se pronuncia [bóhke], pasto se pronuncia [páhto] y así con muchas palabras como mosca, costar, trasto, etc.). A medida que nos acercamos a la provincia de Santiago del Estero vamos a notar que estas palabras se pronuncian con un sonido tenso, muy similar al que tiene la s al principio de las palabras (bosque se pronuncia [bóske], pasto se pronuncia [pásto], etc.). Cerca de las fronteras provinciales va a ir disminuyendo la frecuencia de una ([h]) y aumentando la de otra ([s]), con una convivencia de las dos en esa franja limítrofe. Si seguimos hacia el norte, vuelve la aspiración en la provincia de Salta y hacia el noroeste de Jujuy vamos a notar que esta s agrupada empieza a ganar tensión nuevamente hasta parecerse cada vez más a la pronunciación dominante en Bolivia³.

      
Tomado de modo general, siempre las fronteras entre dialectos son difusas, y por lo tanto las regiones que delimitan los especialistas, en este caso los dialectólogos, también tienen un carácter provisorio dependiendo de cuáles sean los rasgos elegidos para caracterizar cada variedad. Con la consolidación de las fronteras políticas, se pueden ver interrupciones en el carácter gradual que tienen las diferencias dialectales, porque un límite político o administrativo afecta los comportamientos sociales de los hablantes, que tienden a relacionarse más con otros hablantes dentro de su territorio.

      
Tanto los dialectos que delimitan los dialectólogos como la gramática que incluye a todas las variedades de una lengua son construcciones, como las especies y las familias de especies de seres vivos, y sirven a distintos objetivos. Los dialectos permiten establecer grupos dentro de las lenguas enfatizando lo que los hablantes tienen de diferente. Las gramáticas, en cambio, permiten reunir las reglas que se aplican a todos los dialectos enfatizando lo que los hablantes tienen de parecido.

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1      Academia Argentina de Letras. Panorama de nuestra lengua. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación El Libro, 2014, pp.13-15
2      Como prueba de esto se puede citar el notable caso del murciélago, que, a medida que avanzó la zoología, tuvo que abandonar su lugar junto a las aves para pasar a compartir clase con las ballenas y los delfines.
3      VIDAL DE BATTINI, BERTA ELENA. El español de la Argentina: estudio destinado a los maestros de las escuelas primarias. Buenos Aires: Consejo Nacional de Educación, 1964.