A continuación, un artículo exclusivo de Alicia María Zorrilla, presidenta de la Academia Argentina de Letras, con la posición institucional sobre el lenguaje inclusivo.
Para la Academia Argentina de Letras, indefectiblemente, deben recorrerse dos caminos: el lingüístico y el sociopolítico. Una lengua, un cuerpo lingüístico, no puede inventarse o reinventarse conscientemente de la noche a la mañana. No pueden reemplazarse las letras a y o, que diferencian el género, con la arroba, el asterisco, la e o la x porque se tiene la voluntad de hacerlo en contra del androcentrismo o de reflejar con ello una realidad sociopolítica. Esa sustitución es ajena a la Morfología del español e innecesaria, pues el masculino genérico o masculino gramatical ya es inclusivo, ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género. Si se dice Los hombres no son inmortales o El hombre no es inmortal, se sabe que ese sustantivo hombre, en singular o en plural, se refiere a todos los humanos, mujeres y varones, pues, si solo se refiriera a los varones, cabría la posibilidad de que las mujeres sí lo fueran y vivieran eternamente. En español —como se dijo—, el masculino es el género no marcado porque se emplea en contextos genéricos e incluye en su significado a los individuos del sexo masculino y a toda la especie humana sin distinción de sexos, y el género marcado es el femenino, que solo designa a ese género tanto en singular como en plural. Se lee en la Nueva gramática de la lengua española (2009) que «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción desexos» y que «es habitual en las lenguas románicas, y también en las de otras familias lingüísticas, usar los sustantivos masculinos de persona para designar a todos los individuos de la clase que se mencione, sean varones o mujeres».
¿Cómo pueden leerse palabras como niñ@s, niñ*s o niñxs? En las direcciones electrónicas, la arroba es un símbolo que separa el nombre del usuario del nombre del dominio. En otro ámbito, es un peso que equivale a 11,502 kg y una medida de líquidos que varía según las zonas geográficas y los mismos líquidos. No se relaciona, pues, con nuestras letras. No es una letra.
El asterisco (del griego ´estrellita´) es un signo auxiliar de puntuación, no una letra. La x es una consonante. ¿Cómo puede ocupar el lugar de las vocales? Según los lingüistas estudiosos del significado de las letras, la x «tiene un halo de letra científica y abstracta»; representa lo incógnito. El físico Wilhelm Konrad Roentgen descubrió un tipo de rayos cuya naturaleza desconocía»; por ese motivo, los llamó Rayos X. La elección de esta letra para simbolizar la incógnita se debe a que es la primera con la que se transcribía en español antiguo la palabra Å¡áyun ´cosa, algo´, que los matemáticos árabes utilizaban como símbolo en sus tratados.
En la lógica posaristotélica, se utiliza la letra e para representar el juicio universal negativo (Los hombres no son inmortales). Este uso tiene, por supuesto, un fundamento: procede de la e de la forma verbal latina nego (´yo niego´). El juicio universal afirmativo, como Los peces carecen de manos, que se representa con la letra a, tiene también su origen en la a de la forma verbal latina afirmo (´yo afirmo´). Por lo tanto, en el ámbito de la Lógica, puede explicarse dentro del sistema gramatical.
Una de las disciplinas en que se divide la Gramática española, la Morfología, estudia la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones. Según el gramático español Ignacio Bosque Muñoz, «la historia de la lengua es la que fija, en gran medida, la conformación léxica y sintáctica del idioma». Si no aceptamos esto —agrega—, «¿cómo sabremos dónde han de detenerse las medidas de política lingüística que modifiquen su estructura para que triunfe la visibilidad?». El género masculino y el femenino, ¿podrían fundirse tan fácilmente en una e sin fundamento lingüístico? ¿Podría alterarse la morfología del cuerpo humano de la misma manera?…
Leer el artículo de la académica de número y presidenta de la AAL Alicia María Zorrilla.